Un año de abundancia.
Casi me ahogo comiendo acelgas.
He descubierto que todo cambia en un segundo.
Que haces planes y luego llega la vida.
He descubierto que quiero ponérmelo fácil, que duermo mejor con la persiana echada, que me gusta Juego de tronos y que cuanto más disfruto con la comida menos engordo.
He descubierto que todo está en la cabeza, que no pasa nada por dejar una peli a medias, que prefiero comerme lo más rico primero, que el dinero tiene que fluir, y que no hay que guardar nada para el momento perfecto.
Que cuanto más me escucho, mejor puedo escuchar a los demás.
Que si algo no me hace bien lo dejo, aunque me de miedo.
Que a veces me da miedo lo que más deseo.
Que el miedo a perder es más grande de lo que pensaba.
Que cualquier camino me lleva a otro camino. Que nunca se llega a ningún sitio.
Que hay que hacer menos y parar más a escuchar lo que de verdad quieres.
Que se puede cambiar de opinión.
Que no hay un cómo deberían ser las cosas.
Que cambiar de opinión es lo puto mejor que puedo hacer.
Y es liberador.
Que lo que es bueno para mí puede no servirle al resto.
Que no se puede cambiar a nadie, que hay que dejar a la gente en paz.
Que si quieres cambios tienes que cambiar tú.
Y si no te vas.
Que hay que pedir lo que uno quiere.
Que muchas puertas se abren solas, pero a otras hay que llamar.
Que lo mejor que te puede pasar es que no se abra la puerta, a veces.
Que eso lo entiendes después.
Que TODO lo que tengo lo voy a perder y tenerlo presente me hace disfrutarlo más.
Que abundancia es centrarme en lo que hay y no en lo que me falta.
Que no controlamos una mierda. Por eso hay que confiar.
Que todo se entrena.
Y que mañana puedo pensar otra cosa.
Un año de abundancia éste.